Por si con la fantástica ilustración de la portada de Longarón no teníamos bastante, el impacto estético que sentíamos de niños al abrir la caja era tremendo...¡Precioso el azul claro del dado y el oscuro de los soldados de caballería sobre ese fondo de color lavanda del cartón!. Un producto industrial inaudito para la época y, sobre todo, el país. Recordemos... ¡Acababamos de salir de los 50!. No es de extrañar el éxito internacional que tuvo el juguete en países como Alemania, Inglaterra o Francia (con ediciones más o menos autorizadas en todos ellos).
El contenido era:
Para los "cuchillos largos": 6 soldados de infantería - 2 oficiales - el general Custer - la bandera del 7º de caballería - 1 cubilete azul y un dado.
Para los "pieles rojas": 6 indios a pie - 3 indios a caballo con tomahawks - 3 jefes indios con rifles - 1 cubilete rojo y un dado.
Para ambos: 1 reglamento gráfico de 12 páginas - 1 álbum con el mismo número de páginas y con 14 cromos - 1 reloj de arena - 1 mapa (tablero) de la batalla.
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